domingo, 16 de mayo de 2010

El milagro de la vida

Hacía tiempo que nos dijeron que vendría, y un día recibí un mensaje en el que avisaban que ya estaba aquí. El problema es que para mí ir a conocerla implicaba volver a un sitio donde no me trataron muy bien, implicaba recordar todo lo que pasó en aquel lugar.

Pero me armé de valor y fui. Mientras estaba por las inmediaciones intentaba no pensar en la última vez que estuve allí, en lo que pasó y en cómo me hicieron sentir, intentaba pensar sólo en quien iba a conocer. Pregunté y me dijeron que estaba en la quinta planta. Subí y estaba tan nerviosa que se me había olvidado el número de habitación así que tuve que preguntar a la gente que había por allí y en seguida me dijeron que estaba en la habitación contigua, que si tenía confianza podría pasar.

Allí entre, y nada más entrar y todavía sin ver a nadie mis ojos se llenaron de lágrimas totalmente invadida por la emoción. Creo que era el inmenso amor que había en esa habitación el que me emocionó de esa forma. Pues allí estaban Maribel, Javi y la recién llegada Paula desprendiendo un deslumbrante amor, tan grande que olvidé lo que me había pasado en ese lugar pocos años atrás y sintiéndome afortunada por haber sido testigo de algo así. Y me dí cuenta que Maribel, a quien conocí siendo una niña de repente se había convertido en madre. Y casi no pude articular palabra, no quise acercarme mucho para no influir en aquella hermosa imagen, simplemente me quedé en un rincón un breve tiempo articulando unas breves, muy breves preguntas. Y en seguida me despedí. Y mientras salía del lugar me dí cuenta que había visto el milagro de la vida.

Dedicado a todas las madres y padres del mundo. Los que desprenden ese inmenso amor que ilumina habitaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario