viernes, 9 de octubre de 2009

No me mueve para quererte...

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Autor desconocido, aunque se atribuye su autoría a varias personas, desde San Juan de la Cruz hasta Santa Teresa de Jesús.
Este bello soneto lo conozco a través de un señor muy religioso al que tuve el gusto de conocer. Aunque no soy nada religiosa me pareció tremendamente bello y he querido ponerlo aquí porque habla del amor más puro, el que es generoso, desinteresado. Como debe ser.


sábado, 3 de octubre de 2009

Ramón de Campoamor escribió:

“No hay grito de dolor que en lo futuro no tenga, al fin, por eco una alegría”.

Ramón de Campoamor